Clientes ghosting, en el ecosistema corporativo contemporáneo ha surgido una nueva especie: no gatea como los vendedores novatos ni presume como los gurús de cartón.
Esta tribu no pide, exige, no agenda, interrumpe y lo peor: desaparece.
Hablamos de los clientes ghosting, esos personajes que se presentan con entusiasmo, te solicitan propuestas, agendan reuniones, firman NDA’s… y luego se esfuman como humo en junta de comité.
No importa si trabajas con empresas de tecnología, entidades financieras o grandes multinacionales. Los clientes ghosting están ahí, con sus logos brillantes, sus discursos de innovación y su cortesía a nivel de spam.
El ritual del ghosting: entusiasmo inicial, silencio final
Todo comienza igual. Ellos llegan a ti. Ellos solicitan propuestas. Te hacen creer que estás ante una gran oportunidad.
Tú, como profesional serio, te entusiasmas. Inviertes tiempo, preparas una propuesta a medida, cedes en el precio, das valor agregado. A veces hasta haces malabares para presentar algo que ni siquiera está en tu portafolio actual.
Pero justo cuando piensas que lo tienes casi cerrado… te clavan el visto.
Ni un “gracias”, ni un “lo evaluamos y te decimos”, ni siquiera un emoji triste.
Y si los confrontas con elegancia para presentar tu propuesta, te lanzan esa frase que huele a excusa de manual: “Mándamela por correo, estoy full con otros temas”.
Así se desvanece todo el impulso que generaron.
Por eso aprende El Arte de Vender sin Vender
Decisores invisibles y cultura tóxica: más allá del clientes ghosting
¿Quién toma las decisiones? Buena suerte intentando descubrirlo.
Cuando preguntas por el comité, aparecen mágicamente nombres nuevos: la cuñada del CFO, un “advisor externo” que nadie había mencionado, o el “director de compras” que misteriosamente no participó en ningún Zoom.
Esto no es desorganización. Es falta de profesionalismo y respeto.
Es la cultura de la evasión, del “yo no fui”, de poner barreras en lugar de tener conversaciones claras.
El problema no es que te digan que no. El problema es que no te digan nada.
El costo silencioso: lo que dejan los clientes ghosting
Más allá del enojo o la frustración, este fenómeno deja daños reales:
- Expectativas infladas que terminan en nada
- Horas de trabajo que no volverán
- Energía invertida que nunca se traduce en oportunidades
- Relaciones profesionales que se desgastan sin sentido
- Y la sensación de que ni siquiera los referidos garantizan seriedad
Es una epidemia de desconexión disfrazada de saturación de agenda.
La omisión ha reemplazado al rechazo, como si ignorarte fuera más elegante que simplemente decir “no”.
¿Qué hacer si eres proveedor? Nuevas reglas para filtrar
Los proveedores que sobrevivirán en este entorno no son los más baratos, sino los más firmes.
Aquí algunas reglas para evitar que el cliente ghosting arruine tu energía:
- No mandes propuestas sin cita previa de presentación
- No prepares nada sin conocer a todos los decisores
- No regales ideas a quienes no te dedican al menos 15 minutos reales
No es arrogancia, es respeto mutuo. Filtra antes de invertir.
Hasta un estudio científico hay al respecto aquí
¿Y si tú eres el cliente que ghostea?
Aún estás a tiempo de evolucionar. Porque sí, tú también construyes reputación. Y si tu nombre empieza a sonar como “ese que nunca responde”, tu credibilidad se evapora más rápido que tus ideas en un Excel olvidado.
Responder un correo, un WhatsApp o una propuesta no toma más de 20 segundos.
Hazlo. No por el proveedor, sino por ti.
Porque cuando alguien te da su tiempo, lo mínimo que merece es tu palabra. Aunque sea para decir “no, gracias”.
Iván Fernández De Lara
CEO Ventas Consultivas & Konzeppt Inbound Marketing
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